Un buen día decidió volver.
A repetir las mismas vacías palabras.
A objetar lo conocido por todos.
A sostener una incoherencia interminable.
A contar lo que muy pocos quieren saber.
Volvió, hablando en tercera persona
como si jamás hubiese admitido que era él.
Pretende que no lo entiendan
los muy pocos que conocen de su ser.
El muy canchero se da el lujo de rimar en sus frases
a pesar de que mera casualidad sea.
Continúa con la farsa
aunque deba poner la palabra alces.
(que con nada combina)
Hace un tiempo relataba aquellos viejos años de infancia.
Llenos de mentiras que parecían verdad.
Hoy, en cambio, desea sincerarse sin engaños
ni algo interesante que contar
Se fue olvidando las rimas mientras avanzaba ,
así como de algún hilo conductor.
No entiende como sostiene esta falacia,
menos porqué la comenzó.
Podría seguir hasta el hartazgo
sumando línea tras línea sin nada decir.
Podría contar alguna historia de su vida
ya que tanto se jactaba de ser interesante.
Como es que puto se volvió
Como es que la droga no lo mató
Como fue que se creyó buen escritor.
Así termina este espécimen que ni un relato es
Si dijera poesía
Ese hijo de puta merecería…
Quiso rimar, pero no deja de ser él.